¿Por qué ves a gente con ropa que te gusta y luego vas a
la tienda y no está? ¿Dónde se compra esa gente la ropa? ¿Hay una conspiración
para que yo no pueda comprarme determinadas prendas?
Después de formularme estas preguntas y ver una camisa a
una chica por la calle, me dije “voy a ir a darme una vuelta por las rebajas,
quizás tenga suerte”.
Tras llegar al centro comercial (y bajarme del coche de
mala ostia porque a todos los coches se les desactivan los intermitentes en las
rotondas menos al mío, ya tocaré el tema de la conducción en próximas entradas)
comienzo el paseo por las tiendas.
Tienda número 1: ¿por qué solo han dejado la ropa más
fea? ¿Sabían que venía yo hoy?
Tienda número 2: misma ropa que en la tienda número 1.
Tienda número 3: detectadas camisas con posibilidades.
Me acerco hacia las camisas y…sorpresa, están a nivel del
techo. Vale, soy bajita, pero tengo la costumbre de ir vestida por la calle, me
siento cómoda haciéndolo. Veo a una dependienta (sí, estas chicas tan monas,
que no se maquillan y son muy simpáticas) y le digo: perdona ¿me podrías bajar
una de estas camisas? Y literalmente me perdonó, pero la vida. Con la mirada
que me echó el polo norte podría dejar de existir. Se acerca, pone una sonrisa
más falsa que las cuentas presentadas por el PP y tras mirarme de arriba abajo
me suelta: Sólo quedan tallas XS y S.
Modo simpática desactivado: -Bien, no solo doblas
camisetas, mirar las etiquetas sabes, pero no te he pedido una talla en
concreto, te he pedido que me bajes una, si quieres puedo repetirlo más
despacio, para una mejor compresión.
Yo era consciente que esa talla me la iba a poner en la
nariz, pero me había tocado la fibra y ya no había forma de parar mi lengua.
La candidata a dependienta del mes se queda a mi lado
mientras contempla con recochineo como miro la camisa sabiendo que no me entra,
se la devuelvo y le digo: Ummm mejor déjala ahí, tiene transparencias (y
mirando su pecho y luego el mío) y bueno yo ya juego con ventaja. Le endiño la
camisa y me voy hacia la otra parte de la tienda.
Vale, incidente controlado, me digo a mi misma, decido mirar
los zapatos, las carteras e irme a otra tienda. Pero no, la dependienta ha
decidido que quiere optar a candidata del año, se va a la caja y se pone a
hablar con otra, ambas me miran y se ríen. No tengo un master, pero sé que los
reyes no existen (niños no leáis mi blog) y que venga al que aman los
cristianos si ambas no estaban comentando el incidente.
Modo hija de puta en máxima potencia.
Tras dar gracias infinitas por no ir al banco por la
mañana, me aproximo a las carteras, sé lo que busco, una que valga entre 10€-12€.
Objetivo localizado. Cojo una cartera de 10€ y me dirijo a la caja, para seguir
conociendo en profundidad a esos seres tan maravillosos. Pongo la cartera sobre
el mostrador y mis dependienta me mira, ha ganado (eso cree) pues no me llevo
ninguna camisa.
Saco de mi cartera un billete de 10€ y cuando voy a
dárselo a su amiga…miro dentro de mi bolso y con cara de sorpresa y un gran ohh
dibujado en mi boca vuelvo a guardar el billete, y, saco los blísteres que esa
misma mañana debía llevar al banco y no hice. Los cuento, y cuando tengo los
10€ en monedas de céntimos, los abro sobre el mostrador. Yo sé que he puesto
10€ exactos pero mis grandes amigas no, así que…mirando uno de los blísteres
suelto: Vaya creía que iban 10€ pero me he equivocado al contar. No sé si os he
dado de más o de menos, contadlo y me decís.
Como sigo teniendo fe en la humanidad, pensé que me
dirían, pues mira los blísteres, cuenta y dinos lo que hay. Pero aquí mis
grandes amigas, no habían evolucionado como la mayoría, y tras sendas miradas
de odios, allí que se pusieron a contar.
-Si hay 10€, me suelta con una cara más larga que yo.
-Ah pues me habré confundido, y es raro porque con el
buen trato recibido…
Tras darme la compra y el tique, comienzo a marcharme,
pero cuando llego a la puerta me paro. Me acerco a una estantería y miro las
camisetas, tras ojear algunas (desdoblar 5) las miro, pongo una sonrisa que ya
la quisiera el Joker y me marcho.
Antes de visitar una última tienda decido ir al baño.
Desde aquí aprovecho para felicitar a los diseñadores de baños de centros
comerciales.
Descripción del baño de un centro comercial: ya no sabes
si entras en un baño o una discoteca. Hay asientos, pantallas con música (peor
que la que ponen tus vecinos) y puertas que cada vez ocultan menos. Eso sí,
muchas modernidades pero papel no, que eso no hace falta.
Y ya tras visitar las últimas tiendas, y comprarme por
fin un pantalón y una camiseta, y ya de mejor humor me senté en un banco
¿cansada? Ni de coña, pero tenía que hacer tiempo…
A las 21:56 volví a la tienda de mis mejores amigas, no
podía irme sin devolver la horrible cartera :)
PD: Hay dependientas muy amables, pero también las hay
muy imbéciles, para ellas: queridas, yo desdoblo ropa más rápido que la dobláis
vosotras.
PD2: Tengo más de estos :)
Pues mira, es una pequeña maldad, pero hiciste bien. Hay que ser perra para hacer cosas así y más si trabajas de cara al público. Hombre ya.
ResponderEliminarUn beso.