Cada vez existen más establecimientos donde además de
comprar comida puedes ir al servicio.
Ayer me encontraba en uno de estos sitios cuando mi sabio
cuerpo decidió que era hora de ir al baño. Al llegar me llevé la grata sorpresa
de que aunque sólo había uno para cada sexo eran bastante grandes y estaban
relucientes.
Cuando entré y cerré la puerta me quedé en el centro de
la habitación, miraba tras la puerta y a todas las paredes buscando un gancho
en el que dejar el bolso, pero para mi sorpresa no había ninguno, bien, me toca hacer pis con el bolso colgado, y
podéis pensar, lo podría dejar en el pomo de la puerta, error, hay seres que
inventaron un “pomo” redondo y resbaladizo, da igual lo que cuelgues, como el
asa no tenga el tamaño de un hilo no se quedará sujeto.
Comprobé que hubiera papel y tras todo ello, me dispuse a
bajarme los pantalones y encontrar una posición lo suficientemente cómoda para
que el bolso no se me resbalara hacia delante, mis pantalones no tocaran el
suelo (da igual si el baño está tan limpio que tu cara se refleja en el suelo,
las normas dicen que nunca, jamás, una prenda deberá tocar el suelo en un baño
público) y por supuesto mis posaderas no tocaran la taza.
Justo cuando encuentro la posición y me dispongo a hacer
pis…se apaga la luz, muy bien, genial, aunque sabes que si no te mueves, el pis
no tiene el poder de saltar libremente en todas direcciones, acabas pensando da
igual, necesito la luz para hacerlo. Como ya sabes que el fantástico baño tiene
una luz que detecta el movimiento comienzas a mover el brazo que no tiene el
bolso, primero lo levanto, pensando que COMO ES UN MOVIMIENTO, la luz volverá,
falso, bien, aún hay cosas que puedo hacer, ahora comienzo a mover el brazo de
derecha a izquierda, como si estuvieras en un concierto, sólo que la que canta
es mi vejiga y está como loca por comenzar el concierto. Vale, esto tampoco
funciona, se ve que el detector de movimientos es una puta mierda, ha llegado
el momento de levantar el otro brazo, ahora me encuentro moviendo ambos a
izquierda y derecha, parezco un naufrago pidiendo ser rescatado, y la maldita
luz sigue sin volver, en este punto pensé “ha llegado la hora de perder la
posición nos estamos jugando mucho”. Di un pequeño paso hacia delante y…nada,
allí no aparecía ni el de la linterna al final del túnel.
Estupendo, se acabó, me pongo completamente erguida y aún
así la luz sigue sin encenderse, doy varios pasos y voilà, se hizo la luz, me
pongo frente al espejo, llegados a este punto necesito saber que no me he convertido
en un vampiro, me toco los brazos, compruebo que sigo existiendo, tengo los
pantalones bajados pero sigo siendo real.
Miro hacia arriba y descubro que el “inteligente”
detector de movimiento se encuentra justo en mitad del cuarto de baño, el váter
y el lavabo están cada uno en una esquina por lo que el fantástico cacharrito
no te detecta, ¡un premio para el instalador!
Tras quedarme unos instantes en el centro del baño me voy
con velocidad al váter, imagino que el dichoso detector me dará el tiempo
suficiente para hacer pis antes de que se vuelva a apagarJAJAJAJA no. Justo cuando
el chorrito comienza a tocar el agua del váter, se me acabó la luz, como decía
Alejandro Sanz.
Un poco desesperada ya, me quito el bolso y decido
moverlo, es grande, supongo que al balancearlo hacia delante conseguiré que lo
detecte, vale que el baño es grande pero no tanto como para poder jugar un
partido de fútbol en él. Y ahí estoy, medio en cuclillas balanceando el bolso y
haciendo pis a oscuras. No ha funcionado, sigo a oscuras, la parte buena es que
he terminado, la otra es que con todo el ritual se me ha olvidado coger un poco
de papel antes de ponerme. Busco a tientas hasta dar con él, corto un trozo me
limpio y, en este momento te acuerdas del cartelito que pone “por favor no
tiren el papel al váter, usen la papelera”. Estoy yo ahora como para
encontrarla.
He conseguido hacerlo sin que mi presión arterial se
dispare, me subo los pantalones y al moverme vuelve la dichosa luz, me dirijo
ahora al lavabo, y sorpresa, ni dos segundos con el grifo abierto cuando vuelvo
a estar en la más absoluta oscuridad, ahora lo tengo más fácil, decido usar las
piernas, muevo una de ellas hacia atrás, me pongo a hacer círculos con ella en
el aire para ver si el detector considera que hay vida allí dentro y nada, me
muevo un poco hacia atrás y repito el movimiento y ahora sí. Está claro que
lavarse las manos quietas en muy aburrido.
Una vez he conseguido hacer pis, lavarme las manos,
mirarme al espejo y salir, me espera mi novio en la puerta y con una sonrisa me
pregunta: “qué ¿todo bien?”.
En ese momento tú sólo sonríes y asientes. El baño
guardará el secreto de la clase de psicomotricidad que acabas de vivir ahí
dentro.
P.D.1: Me gustaría tener unas palabras con el
instalador del aparato
P.D.2: La única forma de haber conseguido más
diversión era que me hubiera encontrado sin papel.
P.D.3: Ahora sabéis chicos que cuando vamos de
2 en 2 al baño no es para contarnos múltiples secretos, es simplemente para no
volvernos locas y destrozar el baño.
P.D.4: Como en el túnel en lugar de uno con
linterna tengan puestos detectores de movimientos no llegaremos nunca al final.