Get me outta here!

jueves, 14 de mayo de 2015

La grandeza de tener coche.

Aparcar: noble arte de posicionar el que debería ser tu coche, en un lugar de la calle “normalmente” acondicionado para ello.

Para los que tenemos coche, aparcar es posiblemente el mayor inconveniente.
Hoy quiero hablaros de los distintos tipos que podemos encontrar.

1.       Junto a una carretera “más o menos” principal.
El obstáculo es que están pasando vehículos continuamente (excepto si lo haces a partir de las 4 a.m.), y olvídate con que uno de ellos se cambie de carril para facilitarte la maniobra, en el mundo del coche una regla prima por encima de las demás, ¿de tráfico? No, esta es una no escrita, y es: mi coche mis normas.
2.       Calles de un solo carril.
Si tardas más de 5 segundos en aparcar comenzaran a sonar pitos por todas partes, ¿te están viendo de aparcar? Sí ¿Les importa? No. Parece ser que les estás acortando la vida.
3.       Junto a plazas o parques.
El primer atractivo de estos es su público, siempre, repito SIEMPRE, habrá una persona normalmente de la edad de pararse para ver obras que te mirará mientras lo haces. Lo que conlleva a que tu nivel de estrés sea inexistente.
En segundo lugar, hay que tener presente que en estos sitios se ponen unos angelitos a jugar a la pelota. Coche, pelota cerca…pues eso, que sea el angelito el que juegue pero no lo hagas tú con tu coche.
Y no podemos olvidarnos de esos jóvenes tan simpáticos que omiten los bancos, porque el capó del coche es más cómodo para asentar sus posaderas. Y en el instituto no cogerán un lápiz, pero para escribir en tu coche si harán el esfuerzo.
4.       Descampados.
Su gran ventaja es que siempre hay una persona que vigila que no le pase nada a tu coche, y pasarle no le pasará nada si cuando te bajes de él se lo agradeces, son un poco tiquismiquis ya que no le basta con que sea de palabra.
Tendrás suerte si los encuentras planos, normalmente tienen más ondulaciones que las patatas. Cuando llueve si no tienes la equipación del capitán Pescanova no entres.
5.       Aparcamientos exteriores de centros comerciales.
Los hay de dos tipos. Los que ahora ponen “familias” y los que son para el resto de mortales.
Veamos, los que son para “familias” ocupan casi el doble de uno, que más que una familia tú piensas que de ese vehículo va a salir todo el público del Bernabéu. Porque personas de ambos sexos, en teoría los que van dentro se supone que son personas, no seres de dimensiones extraordinarias. Y alguno puede decirme, pero es que llevan el cochecito de los niños, y yo te pregunto ¿y lo llevan con el niño? Porque yo a todos los he visto meterlos en el maletero.
Esto qué quiere decir, ¿qué tengo que tener un niño para poder aparcar a 5 metros de distancia de otro? ¬¬

Ahora hablemos de los que son para el resto de los mortales. Los sin familia, los parásitos de la sociedad (sí, quizás estoy exagerando, pero está claro que poco).
Si les siguen recortando espacio por lo menos que hablen con los fabricantes de vehículos y que nos pongan puertas en el techo.
Las normas básicas para poder aparcar aquí son, intentar que tu coche quede justamente en el centro, y no olvidar doblar los espejos. Esto ¿evitará que el coche que aparca mal junto al tuyo le dé al abrir la puerta? No, pero tú te quedas más tranquilo.
MENSAJE PARA AQUELLOS QUE EN LUGAR DE UN COCHE CREÉIS TENER UN ÓMNIBUS.
Tu vehículo también cabe en el aparcamiento, lo que tienes que hacer es MANIOBRAR.
Cuando salgas de él recuerda, NO ESTÁS SÓLO EN EL MUNDO, tu espacio personal no es más importante que el de los demás. ABRE LA PUTA PUERTA DESPACITO.
Y este es un mensaje para los peatones que vais por la carretera de dichos aparcamientos. Si ves que viene un coche QUÍTATE.
6.       Aparcamientos interiores de centros comerciales.
Una vez dentro parece que lo fundamental es como en la playa, aparcar junto a todos los demás. Si tu coche está a más de 7 metros de la puerta, te miraran con cara de superioridad todos los que hayan conseguido sitio junto a la tienda.
Que vayas a comprar en coche es normal, lo que no lo es tanto es que una vez que te bajes del coche no puedas usar las piernas, aparcar más lejos no te hace diferente, yo diría que incluso te hace en ocasiones más listo, visto la que se monta.
Hasta ciertas horas estos aparcamientos parecen “normales”, pero si el centro comercial tiene cine y eres de los que han salido a altas horas, una vez que sales del ascensor o bajas por las escaleras mecánicas ocurrirá lo siguiente:
-          Tu coche, antes rodeado ahora estará más solo que Casillas en un acto de simpatizantes.
-          Cerca de él una de las barras de iluminación parpadeará.
-          Se te vendrán a la mente todas las películas de terror donde alguien muere en un parking, si eres de los que no has visto ninguna da igual, se te vendrán igualmente.
-          Ahora caes para qué sirven los “perfumes” que vende el chino de tu barrio, ni el espray de pimienta repelerá tanto.
-          Sacas el móvil y marcas el número de la policía, tu dedo en el botón de llamada.
-          Mides con los ojos la distancia hasta tu coche, por un momento sientes no ser un running.
-          Y es entonces cuando llegan todos los demás que han visto la misma película y también van al aparcamiento. Sonríes y finges que estabas mandando un tuit.


PD1: No aparquéis nunca junto a un bar, quiosco, salida de un portal o metro, o zona de bancos. Normalmente hay gente que verá vuestro coche como lugar de apoyo mientras mira la vida pasar.
PD2: Yo soy la que aparca lejos, la que busca las columnas y un lugar donde solo quepa un coche, la que tiene un croquis de su barriada donde aparecen marcados los lugares de NO APARCAR NUNCA. Porque señores y señoras sí, quiero mucho a mi coche, más que a las personas, él me ha demostrado que no hace daño a nadie, el problema radica en quienes los usan negativamente.

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