¿Por qué no nos vamos de camping?
Pregunta normalmente bien acogida por todos y que YO odio a
muerte. A lo largo de mi vida he podido comprobar que el campo literalmente me
odia.
La primera vez que decidimos ir de camping (pandilla de
amigos) era para pasar unos días, llegamos muy tarde, estaba anocheciendo y
para que todo fuera más fácil la luna se ve que estaba de vacaciones. Ellos se
dedicaron a montar las tiendas (porque claro eso es de machos) y nosotras a
sentarnos y dirigir. A esto que una empieza a hacerse pis y claro, las
demás por solidaridad también. Así que allá vamos 4 tías en busca de un claro
para poder hacerlo. Tras andar unos 6 minutos, a alguien se le ocurre preguntar
¿alguien ha cogido papel? Respuesta evidente NO. Pero lo realmente importante
era que con lo bien que se veía ninguna teníamos ni idea de por dónde habíamos venido,
y me ponen a mí delante para que volvamos por papel, (yo soy depositada en una
minúscula isla y no encuentro la playa).
Resultado: nos alejamos casi 2 kilómetros más. Decidimos sentarnos y esperar, porque aunque
ellos aún no nos habían echado de menos, cuando tuvieran hambre seguro que se
preguntaban dónde estábamos. Pero no preocuparos, nos encontraron.
Por la mañana pasaron a nuestro alrededor varios cientos de
cabras, y nos pareció muy divertido, divertido hasta que nos dimos cuenta el
reguero de cacas que nos habían dejado a su paso como regalo.
Y para completar un fantástico día se pone a diluviar, a
llover, aquí, que llueve menos que nieva en el desierto.
Finalmente abandonamos todo intento por recuperar el fin de
semana campestre.
Debido a ese intento fallido decidimos reducir un fin de
semana a un simple domingo.
Llegamos temprano, nada de tiendas, solo comida, bebida y el
olor a campo, o lo que es lo mismo abono, si eso era respirar aire puro creo
que ahora mismo en Fukushima se respira mejor. Decidimos trasladarnos un poco
más lejos.
Cuando finalmente nos sentamos a comer una “simpática”
avispa decidió hacerse mi amiga, tengo pánico a esos malditos bichos (a todo
insecto en general y ese en particular), así que mientras los cachondos de mis
amigos comían, yo daba vueltas en círculos intentando esquivar a una abeja muy
puta para la edad que tenía. Y por mirar con indignación a mis amigos mientras
corría acabe susurrándole al suelo.
Creedme, tras mi infructuoso periplo campestre me he dado cuenta
que soy chica de ciudad. No quiero darle la oportunidad al campo de que me
ataque una cabra o algo peor.
Si sois campestres me alegro por vosotros, mandadme
postales, respirar aire puro por mí.
PD: gatita esta entrada va dedicada a ti.
Pssss... yo no soy demasiado campestre, soy más de ciudad que el asfalto, pero aún así de vez en cuando me gusta ir a reencontrarme con el lado animal... eso sí, un fin de semana es más que suficiente. Y eso siempre que no haya arañas, que en ese caso, me vuelvo corriendo a mi casa!!
ResponderEliminarUn beso.
Estoy deseando que me toque la lotería para poder irnos de camping, no te digo más ^^ Eso sí, como señoras: con roulotte de lujo que te crujo, hoyga, y que tiemblen esas putas con alas, que pienso poner unas mosquiteras asín de gordas por todo el perímetro. Y spray anticabras que, personalmente, me caen bien, pero no es plan de que siembren todo de Conguitos ^^ Hala, ve mentalizándote xD
ResponderEliminarP.D.: Muchas gracias por la dedicatoria :___)