Get me outta here!

domingo, 28 de diciembre de 2014

Mi primera vez...en avión.

La primera vez que decidí (aunque el termino correcto sería decir que: por fin mi economía se podía permitir un viaje) viajar en avión, elegí París como destino.

Las primeras palabras de mi novio fueron: cariño, búscate la vida, pero la maleta solo puede pesar 23 kilos, y me refiero tanto a la ida como a la vuelta. Yo automáticamente pensé, cuando llene la mía siempre podré guardar más cosas en la tuya (esta conversación la tuve conmigo misma, cuanta menos información tenga él mejor).

Nuestro avión salía de Madrid a las 9:30 a.m., recuerdo que mi novio me despertó a las 5:30 a.m., que yo esa hora sé que existe porque lo dicen en la tele. Cuando salí a la calle no podía creerme que hubiera gente (algunos corrían y no para salvar la vida o volver a acostarse), que soy andaluza coño. Lo sé, lo quiero mucho, es la única explicación que le encuentro.
Cuando cogimos el cercanías para llegar al aeropuerto, ¡sorpresa!, te clavan 1€ más simplemente por ir allí. Que cachondos son los madrileños, para que luego digan que la gracia está en el sur.

Pues bien, una vez llegamos a Barajas (sobre las 7:15 a.m.) procedimos a facturar el equipaje. Mi novio me miraba con cara de: solo tenías que meter menos de 23 kilos, era lo único que tenías que hacer. Pues bien, el peso de esta era solo de 19 kilos, reto superado. Pero la alegría duró poco, al comprobar las pantallas y ver que nuestro vuelo sufría retraso gracias a la huelga que había en Francia.
Debido a que cuando me levanté no era persona, ni siquiera llegaba a caminante de The walking dead, decidimos hacer tiempo desayunando.
Recuerdo perfectamente como pedimos, un donuts, un café y un nesquik (sí amigos, yo soy de nesquik) y ese camarero soltó por su boquita 5,40€. Yo por inercia levanté las manos y solté: cariño levanta las manos que nos están atracando. El camarero solo levantó una ceja, lo de mi novio fue peor, le pagó.

Una vez terminamos el desayuno, decidimos esperar en la zona de embarque.
Soy de esas personas que cuando ven en las tiendas las zonas donde están instalados los dispositivos de seguridad piensa “voy a pitar”, y luego no ocurre nada, pero no tuve tanta suerte con el arco de seguridad. La primera vez que pité me hicieron volver a pasar por el arco, la segunda me hicieron quitarme los zapatos, y a la tercera me cachearon. Y ¿dónde estaba mientras mi novio? Pues manteniendo una prudencial distancia de seguridad de unos 5 metros.
Cuando por fin nos sentamos en la zona de espera estaba hasta el **** del aeropuerto.

Entonces mi novio decidió ir al baño y yo pensé, que pena, después de todo lo que ha pagado por un chupito de café y lo va a mear ya.
Y entonces llega una familia con sus 5 hijos y proceden a rodearme, la madre era la típica que te mira esperando que le sonrías y le digas ¡oh que monos son todos!, yo las veces que uso esa frase lo hago en sentido literal. Total, que por salud mental decidí buscarme un rincón lo más alejado que pude.
Finalmente a las 11:30 a.m. nos llamaron a embarcar.

Recuerdo que lo primero que pensé nada más sentarme era que por fin me alegraba de ser bajita, porque desde luego quien diseña los asientos no piensa en la gente alta.
Iba sentada junto a la ventanilla, y no podía dejar de hacer fotos y hablar (cosa rara en mí, pues normalmente soy una persona muy callada). Y entonces el avión comenzó a moverse por la pista y a despegar.
Recuerdo que entonces le dije a mi novio, ¿no te asusta pensar que una simple paloma por el hecho de volar tendría más posibilidades de vivir que nosotros si esto se cae? ¿Y si empiezan a salir muchas nubes y tapan todo y el piloto no es capaz de ver el aeropuerto? Entonces dejé de mirar por la ventanilla y me volví, porque noté que me dejaba de circular la sangre por el brazo de lo fuerte que me agarraba mi novio, y este me dijo: cariño, es en momentos como este cuando olvido por qué te quiero.
Recuerdo que iba a contestarle cuando pasó una azafata, perdón, auxiliar de vuelo, con un carrito ofreciendo comida y bebida. La chica era muy amable, me ofreció agua, coca-cola, patatas, cacahuetes..., y cuando iba a decirle lo que quería mi novio le dice, no quiere nada gracias. Me quedé como: eh, ¿perdona? ¿Qué no quiero nada?.
Y cuando ya me disponía a decirle lo que quería, me soltó, cariño no es gratis, ¿QUÉ NO ES GRATIS? Sinceramente para mí, eso es jugar con la ilusión de la gente. Así que como bien dijo mi novio, no quise nada. Pensé en el chupito café, que si ya costó un riñón en tierra, por una coca-cola en el aire íbamos a flipar.

Y finalmente en apenas 2 horas llegamos a París. Cuando aterrizamos nos esperaba un autobús en la terminal que nos llevó al aeropuerto, y nos dispusimos a recoger nuestras maletas. Esas que por lo que descubrí acaban saliendo justo cuando tu mente empieza a pensar que te la han perdido, porque todo el mundo la tiene menos tú.

Y procedimos a pasarnos 5 días en París, pero eso es ya otra historia.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Tradiciones.

España es un país de grandes tradiciones, pero con esto de las nuevas tecnologías, y de volvernos tan liberales las estamos perdiendo, menos mal que aún quedan localidades como Tordesillas (Valladolid), que por lo menos ellos si han respetado una que se remonta a la edad media, eso sí es cuidar las cosas.

¿En qué consiste? Esta bonita tradición, permite poder vivir rodeado de toda la familia el maravilloso mundo del toro (quizás si no eres de la localidad y llevas una cámara no les gustes mucho, lo dicho, las tecnologías y las nuevas modernidades no son bien vistas aquí), sueltan al animal en el pueblo y le dicen: ale a correr, que si llegas al límite marcado…¡sorpresa!, te dejamos vivir, de lo contrario el animal es matado a lanzadas. Pero tranquilos, que durante el recorrido centenares de vecinos lo ayudan, para que no se pierda, si vale, le van tirando lanzas, pero oye es que de alguna manera hay que guiarlo, que por su nombre el animal no responde.

Pero claro, ahora ya están los liberales, los de los derechos de los animales, argumentando que el animal sufre, ¡¡por favor!! Si le dan un punto de salida y uno de llegada, le guían durante el camino, y tiene 2 cuernos para defenderse, pero claro la gente siempre viendo el lado malo de las cosas. Además que como grandes expertos han dicho: el animal no sufre. Su dolor es psicológico, como nuestro calor en verano.

Por culpa de gente como esta, ya hay tradiciones que hemos perdido totalmente, antes tiraban a una cabra del campanario para celebrar las fiestas, ahora que está prohibida las cabras han aumentado tanto que lo mismo se nos revelan algún día, ya veréis.

Y qué decir de la pobre iglesia. Ellos que durante años nos libraban del mal quemando a gente en la hoguera, y oye, que también molesta. Ahora pues nada, miles de pelirrojas se pasean impunemente por el mundo, y esto es culpa vuestra.

Ahora nos indignamos (que se lleva mucho) de las grandes cantidades de dinero que pagamos por la luz, pues porque queremos, antes nuestros antepasados se alumbraban con velas, por no hablar de las antorchas, y tan bien que les iba.

Y lo bonito que era pasear por las calles, que siempre ibas atento por si algún amable vecino decidía tirar su cubo lleno de fluidos corporales por la ventana, pero te mantenía en alerta, no como ahora que vamos todos mirando el móvil, en lugar de contemplar el sol.

También nos quejamos de la sanidad, pero vamos cientos de veces al médico, para luego acabar medicándonos nosotros con todo lo sobrante. ¿Qué antes un simple resfriado te podía matar? Vale, pero eso simplemente era control de la población. La ley del más fuerte señores.


Qué va a ser lo próximo ¿volvernos sensatos?

miércoles, 13 de agosto de 2014

El ser humano…

Millones de personas mueren de hambre en nuestro planeta, es doloroso, pero lo importante es gastar el dinero en ir al espacio.

Maltratamos animales por simple diversión, luego lo disfrazamos de “arte”.

Levantamos la mano contra los más indefensos, así nos sentimos poderosos.

Arrasamos bosques, diezmamos mares y océanos, contaminamos el aire… porque la naturaleza no sirve para nada.

Está muy mal que dos personas del mismo sexo se quieran, afecta mucho a la vida personal de cada uno.

Lapidamos a mujeres, las violamos, las matamos, pero ¿a quién le importa? Eso pasa muy lejos.

Un niño levantará la mano pidiendo un simple trozo de pan, que nunca recibirá, mientras a otro le enseñaremos a empuñar un arma.

Criticaré tu moral por no seguir la misma religión que yo, te daré lecciones, incluso comenzaré guerras, porque eres un infiel.

Los avances tecnológicos los usaré para fabricar armamento, es lo que da dinero.


El ser humano… ¿Evolucionado?

martes, 17 de junio de 2014

Ser antisocial… ES NECESARIO.

Lo he intentado, he intentado comprender a esa gente que dice caerle bien todo el mundo, y tras un estudio minucioso he llegado a la conclusión de que MIENTEN.

Le iba a pedir a una prestigiosa universidad que lo realizara, pero me dije: ellos están ocupados preguntándose por cómo los días de lluvia la gente se vuelve inútil, así que hazlo tú.

Por si alguno decide realizar la prueba por sí mismo voy a indicar a continuación los materiales que se necesitan:

1. Una persona, en concreto, tú, que eres el que lo va a hacer.
2. La calle, esto es fundamental para encontrarte con otros especímenes de tu misma especie.
3. Ya está (para que luego digáis que sale caro, no, la ropa y el tiempo lo ponéis vosotros).

Pues eso, salí a la calle y a socializarme que la vida son dos días.

El primer espécimen que me encuentro es un vecino que no me saluda, utópica 1 – seres de estudio 0.

Decido dirigirme a un parque, está claro que en ellos hay concentración de gente, pues vamos para allá.

Me siento en un banco y me dedico a observar a mi alrededor cual felino esperando atrapar a su presa. Pues la presa se materializó en balón y casi me endiña en toda la cara. Debo agradecer al mocoso que lo lanzó y su mala puntería. (Utópica 2 – seres de estudio -5, y si me llega a dar el puñetero balón le doy 10 menos).

Y vosotros os preguntaréis ¿y el padre de la criatura? El padre estaba muy atareado ¿leyendo utópica? No, sacándose un moco (esto es verídico). Si su hijo aprende a tirar el balón mientras se saca los mocos y encima me da no tendré más remedio que apreciar el esfuerzo y quitarle los puntos negativos.

Me dirijo a otro banco (que al final voy a tener que darle un pañuelo al de los mocos).

Frente a mi nuevo banco ¿qué me encuentro? 3 viejos, y en lugar de estar criticando a los viandantes como todo hijo de buen vecino hace, los 3 adorables ancianos estaban dándoles de comer a las palomas, si amigos SÍ!!! Alimentando a esas adoradoras del infierno, ellos son los culpables de que tengan el estómago lleno y luego se dediquen a vaciarlos en nuestros limpios y relucientes coches (o en mi caso a ponerlo aún peor).
He visto carteles de: perros no, sigo esperando el de “querido anciano, recuerde que si alimenta a las palomas será responsable de sus excrementos, gracias”. Me estoy pensando mandarle una carta a mi alcalde como sugerencia vecinal.

Pero quiso mi día mejorar y se sentaron junto a mí dos chonis, esto era para demostrarme que la evolución humana con ellas quedó estancada en algún punto, el problema es que están en bucle y claro con ese moño cualquiera las saca.

Total que me dije, pues termino el estudio en el super que total tengo que comprarme la mascarilla para el pelo (dato que no viene a cuento pero como soy yo quien cuenta la historia quiero ser lo más exacta posible).

Me dirijo directamente a la sección de perfumes, higiene, etc. Y claro que mi estudio podía mejorar, para eso quiso ponerme el destino a una preguntona señorita que tenía prácticamente arrinconada a la dependienta mientras le contaba su problema de piel, y le pedía, a ratos le exigía una buena crema hidratante que no le produjera manchas en la piel, como todos sabemos las señoritas que trabajan en estos departamentos son dermatólogas.

Finalmente me dirijo a la caja a pagar, me pongo en la cola donde creo que hay menos gente, delante de mí hay una amable anciana con un carro completamente lleno, se vuelve, me ve con una simple crema para el pelo, me sonríe y se da la vuelta cual hija de puta pensando “te jodes guapa, que vas a ver todo lo que llevo en el carro”. Como darle una patada me parecía excesivo, simplemente me dediqué a recitar mentalmente toda una serie de sinónimos que le venían al pelo a la adorable ancianita.

Y mientras la anciana tocapelotas vaciaba el carro sin fondo, un señor grande (dada mi altura para mí grande es casi cualquiera) estornudó junto a mi oído, que de no estar junto a mí hubiera pensado que Frodo acababa de soltar el anillo en el Monte del Destino, es verdad que se puso la mano, mano que luego procedió a tocar mi hombro para disculparse por el ruido.

Así que, pagué mi crema, salí del super, me fui a mi casa, y llegué a varias conclusiones: 

1. No estoy preparada para entrar en Gran hermano.
2. Quiero mucho a mis plantas de plástico.
3. Relacionarse con el exterior está sobrevalorado.
4.  Las redes sociales están muy bien, no hace falta contacto humano.
5.  Si encuentras gente que te cae bien, mantenlas, con la de gente rara que hay por el mundo como para volver a salir a encontrar más.

PD: Si alguien más procede a realizar el estudio que me lo diga, estoy abierta a más investigaciones, que no se diga que no verifico la información.
PD1: El estudio fue realizado con personas que no tenía el gusto de conocer y que van a seguir siendo totalmente desconocidas para mí.
PD2: La fecha elegida fue un día que estaba más aburrida que una pelusa solitaria bajo la cama.
PD3: Si has llegado hasta aquí, gracias. 

lunes, 28 de abril de 2014

Reflexiones de una utópica

Todos nos preguntamos alguna vez por qué esas personas que una vez quisimos tanto, en las que confiamos, simplemente decidieron alejarse.
Compartimos risas, abrazos, lágrimas, les tendimos la mano o nos sentamos junto a ellos si aún no estaban listos para levantarse…

Pero ¿por qué se fueron? ¿Los lastimamos? ¿Escucharon algo que no les gustó? ¿La distancia influyó?...

No han sido pocas veces las que me hice a mí misma estas y más preguntas, y siempre terminaba con la misma ¿en qué me equivoqué?

Bien pues hoy puedo deciros que encontré las respuestas.

No puedes luchar eternamente por quien se rinde, no puedes sostener la mano de alguien que continuamente tira de ti hacia el fondo, no vale la pena hacer cosas por quienes no miran por nadie que no sean ellos, si finalmente decidieron alejarse lo mejor es sonreír mientras se dice adiós.
El mundo es muy grande, es normal que algún capullo que otro te toque, lo importante es no perder el tiempo desojándolos, de eso ya se encargan ellos solos.

La vida es corta (lo sé, la de Jordi Hurtado no, pero como no somos su familia la nuestra lo es) y sinceramente lo que menos me apetece es hacerme cientos de veces las mismas preguntas, preguntas que ellos pudieron responder, porque a mí cuando algo me molesta lo digo, si me hacen daño lo aclaro, si creo que algo entendí mal pregunto, todos no somos iguales eso está claro, pero “todos” luchamos por lo que realmente queremos, por tanto creo que no sobran las palabras sino las preguntas. Pudieron obtener respuestas pero no quisieron.

Y no se trata de no perdonar si con el tiempo aparecen aquellos que una vez se fueron, pero yo solo puedo deciros queridos lectores: no perdono mientras no escucho un lo siento.

Ya no me hago preguntas.

Ya no añoro recordando.

Ya no siento que fracasé por no seguir luchando.


Simplemente respondo  a los que se quedan junto a mí mientas nos hacemos felices mutuamente.  

lunes, 7 de abril de 2014

Palomitas, butaca y…




Tras escuchar más de 10 veces la definición de “La batalla de las Termópilas” de wikipedia pero con diferentes palabras, decidí ir al cine y verla por mí misma.

Podría hablaros del director, la fotografía, la música…pero empezaré por la parte importante y fundamental “El rey Leónidas”.

Siendo española, al escuchar la palabra rey se me viene a la mente ese gran hombre en forma que tenemos: Juan Carlos I, y claro escuchas rey pero ves aparecer a Leónidas y te dices a ti misma: yo en el fondo sabía que tan española no era, si me siento espartana de toda la vida.

Utópica que te dispersas, volvamos a la película.

300 nos cuenta como mencioné anteriormente “La batalla de las Termópilas”:
El rey de Esparta y sus 300 hombres, se enfrentan en capa y calzoncillos al emperador Persa y sus miles de hombres. Al final es la cantidad donde radica la fuerza.

Leónidas y sus hombres nos demostraron, que si Ramón García tuviera sus cuerpos a nadie le importaría verlo todos los años dando las campanadas, con su capa (solo su capa).

Por otra parte no pude dejar de notar que todos estos valientes guerreros tenían en el cuerpo menos pelos que yo. Claro que visto la forma de luchar que tenían, creo que los pelos simplemente temiendo la forma en que serían arrancados decidieron no hacer acto de presencia.

Puedo deciros que cuando voy al cine me vuelvo antisocial, no me gusta que me hablen, no como mientras disfruto de la película por no escucharme masticar…en definitiva que voy al cine a ver la película, y durante los 117 minutos de duración de la misma si alguien habló no lo noté, seguramente dejé un charco de babas bajo mi asiento. Pero que queréis que os diga, servidora no es de piedra, y sus cuerpos invitan a imaginar…


PD: sigo babeando cuando imagino a Leónidas :) 

sábado, 5 de abril de 2014

Necesarias diferencias.

No soporto el ruido que hace cada vez que se ríe.

Odio ese gesto que hace cuando prueba la comida.

Me molesta que tenga que comentar todo lo que hago.

Se cree gracioso por contar ese chiste cada vez que nos reunimos todos.


Creéis que la vida se os escapa, pero, simplemente os dedicáis a desperdiciarla.


Esos detalles que tanto os molestan hacen únicos a aquellos con quien os relacionáis. Si queréis personas  idénticas a vosotros miraros al espejo y que este os abrace. 

jueves, 6 de febrero de 2014

Mundo compresil

No te das cuenta de lo realmente maravilloso que es ser mujer hasta que no ves un anuncio de compresas, tampax o salvaslip. Por favor ¡si te pones uno y tienes más poderes que Superman!

Está claro que quien hace dichos anuncios no puede ser una mujer en la pu** vida.

Prácticamente las chicas de los anuncios parece que van a tener un orgasmo en lugar de estar a punto de pasarse varios (en los mejores casos) días incómodas. Son más entusiastas que el público de la ruleta de la fortuna.

Hemos tenido que ver desde una mujer vestida de rojo (cuanta sutileza) que se nos presentaba, pasando por preguntarnos a qué olían las nubes, hasta ver a una “gran” actriz enseñarle a un hombre cómo se pone un tampax. Desde luego no cabe duda que todas hemos sido conscientes de que esto para la vida del hombre resulta realmente útil.

Ahora eso sí, gracias a ellos sé que durante la regla puedo vestirme de un color específico y pintarme los labios del mismo color que la ropa para demostrar mi enorme alegría.

Está claro que si tuviéramos que hacernos una idea de lo que es tenerla por los anuncios hasta los hombres querrían tenerla. 

Desde luego sigo esperando el día que me venga y sienta tanta emoción que me suelte la melena, me ponga taconazos, salga a la calle, la gente me aplauda, comience a sonar la banda sonora de mi vida y pueda gritar lo feliz que me siento por ser mujer. 

PD: sé que os parece raro que aún no haya llegado ese día. 

jueves, 23 de enero de 2014

Recuerdos campestres

¿Por qué no nos vamos de camping?

Pregunta normalmente bien acogida por todos y que YO odio a muerte. A lo largo de mi vida he podido comprobar que el campo literalmente me odia.

La primera vez que decidimos ir de camping (pandilla de amigos) era para pasar unos días, llegamos muy tarde, estaba anocheciendo y para que todo fuera más fácil la luna se ve que estaba de vacaciones. Ellos se dedicaron a montar las tiendas (porque claro eso es de machos) y nosotras a sentarnos y dirigir. A esto que una empieza a hacerse pis y claro, las demás por solidaridad también. Así que allá vamos 4 tías en busca de un claro para poder hacerlo. Tras andar unos 6 minutos, a alguien se le ocurre preguntar ¿alguien ha cogido papel? Respuesta evidente NO. Pero lo realmente importante era que con lo bien que se veía ninguna teníamos ni idea de por dónde habíamos venido, y me ponen a mí delante para que volvamos por papel, (yo soy depositada en una minúscula isla y no encuentro la playa).

Resultado: nos alejamos casi 2 kilómetros más.  Decidimos sentarnos y esperar, porque aunque ellos aún no nos habían echado de menos, cuando tuvieran hambre seguro que se preguntaban dónde estábamos. Pero no preocuparos, nos encontraron.

Por la mañana pasaron a nuestro alrededor varios cientos de cabras, y nos pareció muy divertido, divertido hasta que nos dimos cuenta el reguero de cacas que nos habían dejado a su paso como regalo.

Y para completar un fantástico día se pone a diluviar, a llover, aquí, que llueve menos que nieva en el desierto.
Finalmente abandonamos todo intento por recuperar el fin de semana campestre.

Debido a ese intento fallido decidimos reducir un fin de semana a un simple domingo.

Llegamos temprano, nada de tiendas, solo comida, bebida y el olor a campo, o lo que es lo mismo abono, si eso era respirar aire puro creo que ahora mismo en Fukushima se respira mejor. Decidimos trasladarnos un poco más lejos.
Cuando finalmente nos sentamos a comer una “simpática” avispa decidió hacerse mi amiga, tengo pánico a esos malditos bichos (a todo insecto en general y ese en particular), así que mientras los cachondos de mis amigos comían, yo daba vueltas en círculos intentando esquivar a una abeja muy puta para la edad que tenía. Y por mirar con indignación a mis amigos mientras corría acabe susurrándole al suelo.

Creedme, tras mi infructuoso periplo campestre me he dado cuenta que soy chica de ciudad. No quiero darle la oportunidad al campo de que me ataque una cabra o algo peor.

Si sois campestres me alegro por vosotros, mandadme postales, respirar aire puro por mí.


PD: gatita esta entrada va dedicada a ti.