Get me outta here!

lunes, 28 de abril de 2014

Reflexiones de una utópica

Todos nos preguntamos alguna vez por qué esas personas que una vez quisimos tanto, en las que confiamos, simplemente decidieron alejarse.
Compartimos risas, abrazos, lágrimas, les tendimos la mano o nos sentamos junto a ellos si aún no estaban listos para levantarse…

Pero ¿por qué se fueron? ¿Los lastimamos? ¿Escucharon algo que no les gustó? ¿La distancia influyó?...

No han sido pocas veces las que me hice a mí misma estas y más preguntas, y siempre terminaba con la misma ¿en qué me equivoqué?

Bien pues hoy puedo deciros que encontré las respuestas.

No puedes luchar eternamente por quien se rinde, no puedes sostener la mano de alguien que continuamente tira de ti hacia el fondo, no vale la pena hacer cosas por quienes no miran por nadie que no sean ellos, si finalmente decidieron alejarse lo mejor es sonreír mientras se dice adiós.
El mundo es muy grande, es normal que algún capullo que otro te toque, lo importante es no perder el tiempo desojándolos, de eso ya se encargan ellos solos.

La vida es corta (lo sé, la de Jordi Hurtado no, pero como no somos su familia la nuestra lo es) y sinceramente lo que menos me apetece es hacerme cientos de veces las mismas preguntas, preguntas que ellos pudieron responder, porque a mí cuando algo me molesta lo digo, si me hacen daño lo aclaro, si creo que algo entendí mal pregunto, todos no somos iguales eso está claro, pero “todos” luchamos por lo que realmente queremos, por tanto creo que no sobran las palabras sino las preguntas. Pudieron obtener respuestas pero no quisieron.

Y no se trata de no perdonar si con el tiempo aparecen aquellos que una vez se fueron, pero yo solo puedo deciros queridos lectores: no perdono mientras no escucho un lo siento.

Ya no me hago preguntas.

Ya no añoro recordando.

Ya no siento que fracasé por no seguir luchando.


Simplemente respondo  a los que se quedan junto a mí mientas nos hacemos felices mutuamente.  

lunes, 7 de abril de 2014

Palomitas, butaca y…




Tras escuchar más de 10 veces la definición de “La batalla de las Termópilas” de wikipedia pero con diferentes palabras, decidí ir al cine y verla por mí misma.

Podría hablaros del director, la fotografía, la música…pero empezaré por la parte importante y fundamental “El rey Leónidas”.

Siendo española, al escuchar la palabra rey se me viene a la mente ese gran hombre en forma que tenemos: Juan Carlos I, y claro escuchas rey pero ves aparecer a Leónidas y te dices a ti misma: yo en el fondo sabía que tan española no era, si me siento espartana de toda la vida.

Utópica que te dispersas, volvamos a la película.

300 nos cuenta como mencioné anteriormente “La batalla de las Termópilas”:
El rey de Esparta y sus 300 hombres, se enfrentan en capa y calzoncillos al emperador Persa y sus miles de hombres. Al final es la cantidad donde radica la fuerza.

Leónidas y sus hombres nos demostraron, que si Ramón García tuviera sus cuerpos a nadie le importaría verlo todos los años dando las campanadas, con su capa (solo su capa).

Por otra parte no pude dejar de notar que todos estos valientes guerreros tenían en el cuerpo menos pelos que yo. Claro que visto la forma de luchar que tenían, creo que los pelos simplemente temiendo la forma en que serían arrancados decidieron no hacer acto de presencia.

Puedo deciros que cuando voy al cine me vuelvo antisocial, no me gusta que me hablen, no como mientras disfruto de la película por no escucharme masticar…en definitiva que voy al cine a ver la película, y durante los 117 minutos de duración de la misma si alguien habló no lo noté, seguramente dejé un charco de babas bajo mi asiento. Pero que queréis que os diga, servidora no es de piedra, y sus cuerpos invitan a imaginar…


PD: sigo babeando cuando imagino a Leónidas :) 

sábado, 5 de abril de 2014

Necesarias diferencias.

No soporto el ruido que hace cada vez que se ríe.

Odio ese gesto que hace cuando prueba la comida.

Me molesta que tenga que comentar todo lo que hago.

Se cree gracioso por contar ese chiste cada vez que nos reunimos todos.


Creéis que la vida se os escapa, pero, simplemente os dedicáis a desperdiciarla.


Esos detalles que tanto os molestan hacen únicos a aquellos con quien os relacionáis. Si queréis personas  idénticas a vosotros miraros al espejo y que este os abrace.