Ser mujer es especial, fantástico, maravilloso, es poder ser
madre (yo de momento le quité las pilas a mi reloj biológico), es…PELOS.
Si algo aún no he conseguido aprender desde el inicio de mi
adolescencia hasta hoy es “por qué tenemos pelos en muchas partes”.
Hasta que no llega cierta etapa en la vida de las mujeres,
los pelos no molestan, están a la vista pero la relación es buena y cordial y
les dejas vivir y ellos a ti. El problema llega cuando te das cuenta que ellos
viven gracias a ti y que tú de ellos en la mayoría de los casos no obtienes
beneficios. Es entonces cuando comienza la ofensiva.
Estudias al enemigo, que con el paso de los años ha ganado
terreno y claro sabe más tácticas que tú que solo eres una novata.
La táctica es comenzar eliminando los que se ven, la cara,
es la primero que ves cada mañana. Como no eres un gato no entiendes el porqué
del bigote. Las cejas, que se llevan muy bien entre ellas y todo su afán es
llegar a tocarse y el tuyo el de impedirlo. Pues bien con la guerra declarada y
el enemigo localizado estudias varios métodos:
-
Bigote: ¿crema depilatoria o cera (si es cera,
fría o caliente)? Es evidente, la crema no duele, vale ataquemos. Con la crema
te das cuenta que el resultado no acaba de convencerte, mierda, pelos 1 yo 0. Vamos
con la cera. Dar calor a las bandas, separarlas, aplicar, pegar bien y tirar. Tras
realizar todo el proceso y llevar 10
minutos con la banda pegada porque te da miedo tirar, te armas de valor y voilà.
Pelos en la banda, cara de dolor y parte superior del labio…rojita, roja, vale,
siempre quise tener labios siliconados y mira, me ha salido por poquito dinero.
La próxima vez hay que hacerlo de noche.
-
Cejas: cuánto pelo quitar, qué forma darle, tras
las respuestas oportunas coges las pinzas y a quitar pelos. A saber por qué, un
ojo duele más que el otro, con cada pelo que arrancas la pregunta que se va
formulando en tu cabeza toma fuerzas ¿para qué mierda sirven estos pelos?
Sigues con la exploración, próximo ataque hacia las
axilas.
Como la ofensiva comienza a una
edad muy temprana no estás preparada, y la equipación que posees no es de última
generación. Arma utilizada “cuchilla”, que en un primer momento le “tomas
prestada” a tu padre, total no va a notarlo porque pelos ya tiene, (en lo que
menos piensas es que la cuchilla tocará tu axila y luego su cara). Otra batalla
ganada. Mentira, eso es lo que tú humildemente crees, pero como si de un
castigo divino se tratara, que lo manda tu padre por cogerle el dichoso
aparatito, cuando el pelo decide hacer acto de presencia lo hace con fuerza, y
con un “ligero” picor. Cuchilla y axila descartada. O cera o crema depilatoria.
Las cosas se van complicando. Ahora toca un ataque a zonas
más bajas. Si es invierno la parte más delicada se queda intacta y decides
mandar una avanzadilla contra la pelambrera de las piernas, son muchos y no hay
que tener piedad con ninguno. Si tienes
hermana mayor ya has podido ver algún método o incluso mangar utensilios, pero
claro lo de preguntar no va contigo, tú eres toda una guerrera y estos pelos no
van a poder contigo.
Piernas. En un primer momento piensas “cuchilla”, te
acuerdas del nefasto resultado de las axilas y te niegas a pasarte tus buenas
horas rascándote. Si comienzas con la cera temprano el pelo crece luego con
menos fuerza. Te haces con las bandas de cera fría. De momento la cera caliente
no te llama la atención, bastante duele ya como para añadirle más material. Misma
técnica que con el bigote, dar calor a las bandas, separar, aplicar, pegar bien
y tirar (que bien me sé la teoría, ya quisieran mis profesores de la
época que me supiera tan bien otras cosas).
Con paciencia, miles de tacos soltados, piernas sin pelo,
pero con restos de cera y comenzando a ponerse rojita, te aplicas crema
calmante. Y ¿qué piensas mientras te la
aplicas? Esto no hizo más que comenzar, la de años que me quedan. Si yo nunca
he tenido problemas con los pelos, teníamos una relación tan bonita, nos llevábamos
tan bien…
Pero tus amigas pasan por lo mismo y unes fuerzas…
Y llega el verano. Y la parte oculta, debe ser invadida. No hay
mensajes de rendición, no hay señal de buena voluntad donde los pelos se van
para no ser agredidos, no. Finalmente no te dan opción y hay que atacar.
Ataque primero: crema depilatoria. Porque de momento los seres
a los que debes impresionar no van a acercarse tanto a “ese lugar”.
Ataque segundo: vas creciendo y claro, las relaciones se
estrechan. Te lías la manta a la cabeza y pasas la cuchilla. Y es aquí donde
todas las batallas ganadas no tienen importancia, porque los pelos han
realizado una ofensiva descomunal y cuando atacan lo hacen en masa y sin
piedad.
Ataque tercero: cera. Duele, sí, pero ya no hay cuartel al
pelo, has decidido radicalizarte.
Tras todos los pelos quitados, vuelve la pregunta “por qué
tenemos pelos en muchas partes”:
1.
No sudo tanto como para que el bigote o las
cejas impidan al sudor penetrar en mi boca u ojos.
2.
Mientras los pelos de las axilas no crezcan cual
telaraña de Spider-man para poder cazar hombres no veo utilidad a estos pelos.
3.
Cuando le era glacial vuelva, consideraré que
tener las piernas rodeadas de pelos me beneficia.
4.
Mis partes pudientes ya las tapo yo con ropa, no
necesito que el pelo me la oculte.
Finalmente con el tiempo adquieres armas para luchar contra
este terrible enemigo. Al que solo puede
compararse con las pelusas, porque siempre vuelven.
Te compras aparatos que los arrancan y dejas la cera, o vas
a centros especializados para tumbarte mientras una chica disfruta despojándote del enemigo, porque le pagan básicamente.
Pero por muchas armas que uses, mientras no sea el láser,
sabes que tus enemigos siempre volverán. Te puede dejar el novio, los amigos,
incluso la familia, pero ellos siempre estarán contigo.
PD: el método más rastrero que usa el pelo para vengarse es
enquistarse.
PD2: cuando vosotros los chicos (si es que habéis aguantado
leyendo hasta aquí) soltáis el comentario “anda pero si tienes bigotillo”, “cari
te están creciendo los pelitos de las piernas”…sabed que en ocasiones, tanto
esfuerzo por librarse de los pelos no es bien recompensado.
Como está claro que pensamos de forma similar en cuestiones de vital importancia (como la playa, el cine, los putos pelos, etc.) pero, además, te expresas mucho mejor y con más arte, estoy pensando en que te vengas a Tenerife y vayas a la facultad por mí. Piénsalo. xD Como siempre: genial la forma de tratar con humor temas que, en su contexto, solo provocan tacos y mala leche xD Espero más. Tengo a los rumanos en la agenda, ojo ^^
ResponderEliminarP.D.: Importante, tu postdata ^^